martes, 21 de junio de 2011

Metro Unidireccional



Citas

A veces, bajo coacción, los individuos quedan acorralados en un flujo, se ven empujados por una sola puerta o forzados a salvar el abismo entre dos obstáculos provisionales (una silla de invalido que pita y una palmera): la evidente animadversión que provoca esta canalización ridiculiza la idea de los flujos. En el espacio basura, los flujos conducen al desastre: cuerpos muertos amontonándose ante salidas de urgencia, cerradas, de una discoteca; kif grandes, almacenes el primer día de rebajas; las estampidas de grupos enfrentados de hinchas de fútbol; todo ello es prueba de la falta de adaptación entre los portales del espacio basura y el calibrado medio del resto del mundo. Cada arquitectura encama ahora dos situaciones: una parte es permanente; la otra provisional. Unos sectores envejecen, otros se mejoran. Juzgar lo construido suponía una situación estática; el espacio basura está siempre en fase de transformación.

Koolhass, Rem. "El espacio basura"-de la modernización y sus secuelas. (p 3)


Solo los diafragmas dan una versión soportable. El espacio basura es posexistencial: hace incierto el lugar en el que estamos, obstaculiza el camino por donde vamos desmonta el sitio de donde venimos. ¿Quiénes somos? Pensamos que podíamos hacer caso omiso del espacio basura, visitarlo a escondidas, tratarlo con un desdén condescendiente o disfrutarlo indirectamente. Como no podíamos entenderlo, hemos tirado las llaves. Pero nuestra propia arquitectura está infectada, se ha hecho igual de lisa, total, continua, torcida, abigarrada.

Koolhass, Rem. "El espacio basura"-de la modernización y sus secuelas. (p 4)

domingo, 5 de junio de 2011

Ciudad en el cielo+La visión culturalista de la ciudad



Carlo Aymonino ya había adelantado los posibles problemas a los que tendría que enfrentarse el urbanismo científico cuando su campo de aplicación no fuera la ciudad histórica, si no la ciudad contemporánea. Muchas eran las diferencias que separaban una y la otra realidad: la primera se había desarrollado siguiendo patrones orgánicos, la segunda a partir de una implantación viaria racional que estaba predeterminada por los poderes económicos: en la primera, los tipos respondían a tradiciones formales y constructivas: en la segunda, a la función de edificio, etc. En estas circunstancias la relación tipología edilicia/morfología urbana dejaba de ser valida. La forma de la ciudad contemporánea no respondía a fenómenos arquitectónicos, sino a otros de origen económico, político y técnico, por lo que no consistía en una unidad reconocible sólo desde el punto de vista de la arquitectura, sino en un inmenso aglomerado de edificios donde el casco histórico era una pieza exigua y desnaturalizada.

(Ciudad Hojaldre_página 14)

Ciudad en el cielo


La ciudad de los años 60 claramente ya no es la misma de hoy. Cambia la gente, la manera de vivir, la forma de habitar, pero sobre todo cambia la ciudad. Es obvio que la arquitectura debe cambiar, evolucionar, pero no siempre éste cambio es bueno. Creo que en nuestro país se olvida muy rápido el pasado, los recuerdos, la historia y no nos damos cuenta que derrumbando casas de principios de siglo estamos derrumbando a su vez nuestra historia. Para las constructoras demoler un par de casas, en las cuales vivían 5 personas, y construir en su lugar grandes edificios donde pueden caber cientos de personas es mucho más rentable e importante.


Pienso que el plan regulador de Chile no se cumple o es erróneo, ya que permiten construir edificios de gran altura al lado de casas o negocios, lo que hace que la ciudad comience a crecer hacia arriba. Antiguamente los edificios más altos tenían 7 pisos y la altura de la ciudad era más o menos similar, pero hoy en día podemos recorrer barrios antiguos en los cuales de pronto aparece un pretencioso edificio de 20 pisos, lo cual hace que la línea imaginaria que existía gracias a los edificios de baja altura se pierda y crezca, literalmente, por los cielos. Los edificios obstaculizan la visión y ya no se pueden ver ciertos hitos que antiguamente se podían divisar a gran distancia, estos hitos pierden valor y comienzan a desaparecer, pasan completamente desapercibidos por las personas, ya que hay edificios que te atrapan, no te dejan ver y su gran altura oscurece la ciudad, la hace una ciudad sombría.


Las construcciones de menos pisos conviven de una manera muy apropiada con el espacio, lograban interactuar muy bien con el entorno y unificaban el lugar, era además que personalmente, me gusta muchísimo la arquitectura antigua, el nivel de detalles que tiene y la coherencia. Muchos edificios actuales intentan imitar el diseño de las construcciones antiguas para camuflarse, pero la mayoría de las veces no lo logran y llaman más la atención.

En la actualidad podemos ver una competencia de de edificios, es como un concurso ¿Cuál es el edificio de más altura?. Esta disputa lo que logra es que en Santiago podamos encontrar edificios cada vez más altos y muchos de ellos en lugares que interrumpen la arquitectura "clásica" del lugar. Hay barrios donde está invadido de grandes edificios, como el Golf y barrios donde prevalece la arquitectura antigua como París con Londres. Creo que es bueno realizar una especie de segmentación en la ciudad y separar los intereses arquitectónicos para así poder mantener la historia (en un lugar) y evolucionar (en otro lugar).





miércoles, 1 de junio de 2011

Análisis documental "Oscar"



"Oscar" es un documental de un taxista argentino el cual recorre la ciudad en su taxi observando letreros de publicidad y realiza una crítica a estos, los interviene y modifica el contenido real de las gigantografías, les da un nuevo significado a través de las intervenciones y realiza una gran critica.


En la ciudad constantemente vemos letreros publicitarios de gran tamaño los cuales se apoderan del espacio llenándolos de propagandas que debemos consumir y absorber. Justamente lo que hace Oscar es evitar esa absorción, realiza una nueva colonización donde la publicidad debe ser atacada y criticada, no debemos dejar que nos consuma y menos que sea parte de nosotros. Estamos tan acostumbrados a ver nuestra ciudad empapelada de publicidad que ya no nos sorprende, no nos llama la atención, por lo mismo el gesto de Oscar es muy significativo ya que al modificar la publicidad hace que aparezca, que notemos que la original tiene algo distinto y nos detenemos a observarla y analizar la diferencia.


Tal como todos sabemos, en la publicidad influye mucho la comunicación y como ésta la transmitimos a través de un sin fin de significados que terminan por meternos en nuestra cabeza para que así no solo seamos consumistas del producto, sino que también de la publicidad que se nos entrega. Esto está tan establecido que ya ni siquiera nos llama la atención la invasión del espacio que existe en nuestras ciudades, porque no es muy distinto lo que podíamos ver en Argentina, que lo que vemos en Chile, quizás en primera instancia y por ver la película decimos que es inimaginable la cantidad de publicidad que hay en nuestro país vecino, pero si miramos un poco mejor podemos notar que a nuestro alrededor esta llenísimo de lo mismo, publicidades que cambian cada cierto tiempo y que si no es de comida, es de ropa y sino de telefonía o televisión y así miles más que parecieran que se van multiplicando. "Por encima o por debajo de todo ello la publicidad genera un nuevo lenguaje, una nueva relación social del hombre moderno con su medio ambiente, una nueva identidad subjetiva, una forma de vida, y un nuevo tiempo y espacio públicos."(pág 147)

Es así como Oscar se da cuenta de esto y busca la manera de dar a conocer esta realidad, abrirles los ojos a las personas que a diario conviven con estos afiches y gigantografías. Esto lo hace a través de la modificación “polémica” de estas gigatografías, ya sea por acontecimientos que suceden en ese tiempo, como el 11 de Septiembre, donde él mismo dibuja y representa a musulmanes, o el tema de la crisis económica, donde todos al estar mal empiezan a cobrar y a mover su vida por plata, donde él lo vive a través de la dueña de su hogar que les cobra la renta y el se manifiesta a través de recortes de billetes falsos, es decir, se burla de lo que a él le molesta o le desagrada.

Esta actitud no hace más que quizás invitarnos a preguntarnos día a día si en realidad queremos este paisaje para nuestras ciudades, es decir, publicidades que muchas veces son engañosas, tales como esas publicidades de bancos o de seguros, que dicen “Tu vive, nosotros nos preocupamos de tu futuro”, o empezar a exigir publicidades que nos hablen con verdad y nos muestren la realidad y no la fantasía, tales como los afiches o gigantografías que intervenía Oscar. Una vez más este documental nos invita a reflexionar sobre si queremos ser del grupo de los conformistas, esas personas pacíficas que no intervienen en su territorio, o de ser del grupo de los que exigen la verdad, exigen tener los pies en la tierra y dejar de llenarnos de mentiras.